Ya te empiezo a echar de menos. Gritar no me desahoga, ni el vino ahoga mis penas.. Los estudios no me distraen y lo grande que me hace tu mirada no me deja borrarte de mi mente. Hemos creado tantos recuerdos, sacados de tonterías, que ni yo sé cómo enfrentarme a una despedida que llega un año y medio antes.
Sólo sé que si he de irme, prefiero hacerlo en el último momento, no ir lléndome durante semanas. De golpe, obligarte a olvidarme, a sonreírme por última vez, a que me conviertas en experta de últimas miradas. Y sin poder olvidar lo que dejo, lo que he aprendido, van a cambiar las caras, los sueños, las rutinas, cambiarán los sentimientos y la personalidad. Quizá no nos decimos tanto mirándonos, ni son especiales unas sonrisas que sólo entendamos nosotras. Y puede que esas letras no sean tan buenas si no estamos ahí para escucharlas. No haríamos grandes los regalos si no hubiese ni regalo, ni emisor de tal regalo. Y serán sólo un par de tardes y mañanas buenas de toda una vida, archivadas en el qué hacer del día siguiente.
Pensar que no fue para tanto, que no merece tanto la pena. Mentirte y volver a caer en el autoconvencimiento. Sí, supongo que es lo mejor.
''Para no pronunciar las palabras que dan tanto miedo.''
