Llevas varias horas sola, has tenido fantasías de lo mejor y de lo peor que te puede pasar. Has hecho un plan de dieta y te has comprado camomila para aclararte el pelo. Te has lavado el pelo cinco veces seguidas y has visto el mismo capítulo de la misma serie tres veces. No es un día digno de recordar, porque has sabido hacer nada en un momento que podrías haberlo hecho todo. Incluso estás llorando por aburrimiento y escuchando música que te recuerda a esa persona por sentirte más cerca de ella. Y de un día para otro tu melancolía del tiempo desaparece para convertirse en todo lo contrario. Quieres que los días pasen para poder hablar otra vez a sus ojos con tu mirada.
Has recordado, has luchado, y has conseguido llorar sin razón alguna. Y todo, por unas pocas horas de soledad.
Ahora te has dispuesto a escribir sólo porque has visto un par de palabras en una foto que te recuerda a eso que llevas teniendo todo el día en tu mente. La diferencia, es que ahora sientes que tiene lógica recordarla después de ver esa foto, ya tienes tu excusa diaria para no querer borrar tu presente y convertirlo en pasado.