Se subió al tren, y desde el primer momento hasta el último tu sonrisa se paseó por su cabeza para recordarla que nunca más podrá subirse a ese metro sin recordarte. Recordó cómo aquel 12 de febrero zanjasteis el asunto que (aunque tú no lo supieses) llevaba atormentándola todos y cada uno de los minutos que compusieron los 7 meses que estuvo sin verte. Recordó tu perdón entre regañadientes, recordó aquella foto, esos 2 sitios que habéis tatuado tantos días con vuestros nombres. Por supuesto, el video con la risa de los dos ojos que la marcaron hace casi un año ya. Tus consejos, tus enfados a medio construir (''pues me cayo y no te hablo'' ''no ves, siempre te lo tomas a mal!''), las miradas desde la otra punta, tu manera de preguntar si le puedes decir la verdad de lo que piensas, cuando ella sólo busca poner en práctica lo que crees..
Y ni la letra más profunda consiguió quitar de su rostro las lágrimas al darse cuenta de lo que ha conseguido en estos meses. Ha recuperado a una de las cosas que más quiere, ha conseguido una confianza cuando sólo buscaba un desenfado, ha luchado por lo que ha querido y ha conseguido que la entiendas siendo tal y como es ella. Consiguió hasta tu apoyo aquel día, decubrió valores fundamentales, y tuvo valor para quitarse ese rencor de la cara y simplemente demostrarte que no necesita nada más que tus palabras.
Creo que esa niña no está feliz, porque aún le queda un mes sin verte. Pero está contenta (y mucho) porque se ha dado cuenta de que ha conseguido lo que un día dio por imposible, ha quitado el pesimismo, para convertirlo el realismo positivo.
Pero esto, todo esto, no lo hubiese conseguido si no hubieses vuelto ese 29 de Enero. Nada hubiese sido lo mismo si la persona a la que quiso desde el primer día no fueses TÚ.
