La lluvia cae en sus pestañas, naufragando en su desliz por su débil piel. Convirtiendo su mirada en una inspiración creciente que busca un papel donde reflejarse. Las lágrimas se juntan con la incomprensión del proqué, y el tiempo y la distnacia caminan de la mano alejándose segundo tras segundo de su felicidad. Su copa de champagne se rompió en el momento que las burbujas explotaron rozando el cristal, haciendo así una sintonía de mares con la lluvia y sus lloros.
 El andén le mira desconsolado, se siento solo, se siente frío, sólo necesita dos miradas para creerse de nuevo una estación. Como el verano, el calor, el fuego que atraviesa a esas parejas que en invierno juraban amarse por siempre, refugiándose del frío, viendo la nieve caer e inconscientes de lo pronto que se acabaría todo.
En su pupila se puede ver un tren de heridos, parece una batalla perdida o una guerra a medio acabar, no comprende porqué Miguel Hernández perdió a su hijo tan joven, ni porqué Van gogh acabó con el sentido de sus obras al cortarse una oreja. En el cielo hoy encharcado, cree que habita alguien, una de esas personas que sólo salen en las películas, ese rostro desfigurado que (si existe) jamás conocerá.
Puso en duda sus sentimientos más de mil veces, pero los aclaró con lejía tras la intensa nevada. Fue la creadora de tanto, y la conocida por tan poco.. fue la que dio sentido a su vida creyendo estar en otra, la que en su mundo pintó todo del mismo color que la primavera sólo porque sabía que era su temporada favorita. Dejó a Piratas envolverle con su sintonía, y permitió a la brisa acabar con su imaginación con un simple suspiro.