Me dejó con la palabra en la boca, pero me dejó un poco más sabia, conociéndome un poco más a mí misma, y con ganas de tirarlo todo por la borda de la lucha, por la borda de la desesperación y la desilusión. No sé ya si lo acabó o lo acabé, la cosa es que se fue (o nos fuimos), y poco a poco distanciamos nuestras risas llenando de sabidurías no sabidas nuestras súplicas. El miedo nos hace lentos a la reacción, descubrimos la realidad sobre una situación que pintas e idealizas. El ‘’pose’’ frente a alguien que te das cuenta que no conoces, y la facilidad de finalizar con algo que ya no recuerdas ni cómo empezó. Facilidad relativa si tienes en cuenta que durante dos años vas a tener su mirada día tras día. Ya sé que nunca me has mentido, y ese es el problema. No me has demostrado que eres lo que hoy quiero que seas, no hay más negativo que lo físico y lo solucionable. Nunca volveré a quererte tanto, pero siempre te querré. Dejaré de necesitarte cuando te tenga, pero mi necesidad me matará cuando te marches.
Me has prometido no abandonarme… y espero que esta sea la única promesa que no cumplas. Quizá sería mejor si deseparecemos mutuamente durante un tiempo.
‘’Promesas que se perderán en estas cuatro paredes, como lágrimas en la lluvia se irán.’’
