Su apariencia se congela por el frío que muestra en la fotografía. Dice no querer a nadie más en su vida, y sabe que es por no hacerse más daño a sí misma. Porque a ella no se lo hacen, ella se lo crea. Sube y baja como un niño en un tobogán, incansable cuando se enfrenta al gusanillo que se pasea por su tripa al descender. Mientras sube, mira impaciente la cima, quiere ver el paisaje.. Al estar en la cima, se deja caer (siempre manteniendo la compostura) y mientras cae, sólo desea volver a subir. Se siente diferente al resto, quizá su rareza la comprenda, su cabeza nunca lo hará. Ella es un constante análisis de sus palabras, de sus actos, crea gestos distintos para cada situación. Su mirada hacia al futuro está borrosa, hasta duda de si habrá un futuro.
Duda del tiempo, duda de la nostalgia, de la melancolía. Duda de la felicidad, de la pena. Duda de su vida.
