Y es ahora cuando se empieza a vivir. Cuando sufres, cuando lloras, cuando lo das todo por perdido, es ahí cuando tu vida tiene un verdadero significado. Poco a poco, después de haber tocado el infierno, podrás contrastar la verdad con tus ilusiones, distinguirás la realidad de la ficción. Nada es lo suficientemente bueno nunca ¿verdad? conozco esa sensación. Y piensas, ''no es que sea inconformista, ni pesimista, ¡soy realista!''. Probablemente sea así, sólo nosotros mismos encaminamos a nuestros sentimientos, abrimos puertas, las cerramos, y, (por si no lo supieses ya) nos las cierran. Nos gusta tanto lo imposible que nos centramos en conseguirlo, y en pensar que en vez de imposible, es 'improbable'. Son retos, son las emociones que decoran nuestras vidas, lo que nos pone la carne de gallina (nunca entenderé esa expresión, yo sólo veo puntitos creadores de pelos disparatados hacia arriba en mi brazo..) nos gusta lo que sabemos que nunca tendremos.
El ser adulto no consiste en ser más maduro, en ser diferente a los adolescentes. Consiste, es más, se basa, en el simple hecho de haberlo dado todo por perdido, y haberse conformado con cualquier cosa que te crees que te hace sentir feliz. Porque ya has perdido el significado de esa palabra hace mucho, ya no recuerdas tu primera fiesta, tu primera noche borracha, tu primera escapada.. tu primer beso que no te dejaba vocalizar. Es más, dime que no has utilizado la frase ''me siento como una niña de quince años'' al estar enamorada, y te daré por mentiroso/a. No recuerdas ni la hora a la que solías volver a casa.
Creces para ser feliz, pero te olvidas de la razón por el camino.
