Un tren. Sí, uno de la red de metro cualquiera. Bueno, metro ligero, tampoco hay que ser tan detallista.. (¿o sí?). Tú y yo. Somos dos pasajeras en un mundo de pasajeros imaginarios por cada andén. Tu y yo (otra vez) hablando, soltando palabras que todos oían, que nadie escuchaba. ''Si me importa alguien, me importa mucho''. Desde que una de esas dos pasajeras pronunció esa frase, todo giró bruscamente. Todas las sonrisas, despedidas por la puerta de atrás. Todo el ''buen rollo'' ha renunciado a seguir trabajando. Que vale, que si atas frases de los últimos meses, puedes llegar a ver lo mucho que esa pasajera quiere a su en ese momento acompañante, pero ¿y qué?, a caso a alguno de los oyentes le interesa..
El conocimiento de nuestras palabras evitan la tontería. Tu timidez, la mía escasa.
Lo cierto, hablando en plata (y sin soñar en oro), es que si me duele lo que esa persona me hizo, es por ti. Porque en el momento que tú estás mal, yo estoy peor, y rompo la promesa que según tú hice, y te digo que si es cierto todo eso que has dicho de su desquicio, espero que sea uno inconsciente, porque mato en el momento que te hacen sufrir.
Mírame, no voy a cambiar. Enormes ojos verdes. 
