El banco de metal que durante siete meses era frío, hoy ha sido mi más placentero compañero. Mi confidente no eras sólo tú, él también estaba, cotilleando como siempre nuestras conversaciones y cazando las miradas que no vemos. Recogiendo los sentimientos que dejamos caer hace mucho, barriendo letra a letra esos mensajes asesinos inexistentes.
Sigue envolviendo mi locura, sigue siendo tú la que me digas todo eso que nadie sabe. Sigue abriéndome los ojos, dejándome confíar en tí lo suficiente como para sentirme segura a tu lado. Sigue sonriéndome para que pueda sonreír, sigue permitiéndome pensar que todo lo que consigo lo hago gracias a ti.Gracias, de verdad, gracias..