Hola: Hoy estoy escribiendo desde un sitio distinto, quizá porque por primera vez tengo una sensación extraña al saber que tendré que decirte adiós mañana. Sí, mañana, y tres largos meses para arrepentirme de no poder saber de ti por un error que cometí hace un año y medio. Porque aunque hayamos solucionado, lo que nos hacía únicas voló con ese email. Sé que te voy a echar de menos, (sería una incrédula si creyese lo contrario), pero esta vez tengo algo dentro de mí que ruega un descanso. Me suplica estos dos meses como ayuda para relajarse y dejar de tenerte cada segundo en su mente. Quiere abandonar los dolores de cabeza y convertirlos en algo nuevo, quizá en otra ilusión o simplemente encontrarme a mí misma sin tenerte de por medio. A estas alturas en veinticuatro horas estaré llorando como una estúpida, o no.. quizá es verdad que he cambiado y que no me voy a sentir muerta cuando no estés.
Estoy positiva, y eso me gusta. Pero sólo quiero aclarar una cosa: esto no es que te quiera menos, ni más (más es imposible). Es un simple abandono temporal, una lucha que quiero ganar sin dejarme el pellejo en batalla.
Sigues siendo mi sonrisa, y mañana, pasado, y dentro de dos meses, será igual. Sólo quiero desconectar de tí, quitar el vínculo y sonreír sin que tú seas parte de mi motivo para hacerlo.
Será nuestra primera despedida. Hace dos años fue la pantalla del ordenador la que se encargó de eso. Hace uno, tu ciática por el embarazo.
Adiós. (te quiero.)
