Sólo dos horas que han parecido dos años. Pero dos años que ya han pasado. Dos años que han volado revolviéndose en su propio recuerdo. Luego la verguenza. Esa vergueza que no me dejaba pronunciar palabra al saber que eras tú, o quedarme en esa estación hasta que alguien me rescatase. Esa estación.. la nuestra, la que ha llenado de sonrisas mi vida y que en apenas un días acabará conmigo. La estación que todos pisan pero que nadie observa, la del banco frío de metal, la del seis de mayo, la de el doce de febrero. La nuestra. No quiero irme, no quiero perderme otra vez.. aunque como siempre lo que quiera yo y lo que tiene que ser es una continua linea contradictoria. Ha pasado tan rápido que casi ni lo veo al intentar sentirlo. Porque lo siento, siento los quebraderos de cabeza que te he causado, las constantes y molestas miradas que nos han rodeado. Las situaciones incómodas, las locuras que he deshecho y sobretodo las que he creado con una malinterpretación. Con mis paranoias, con mi marca de heroína mi cigarrillo achatado en busca de tu compañía. Siento quererte tanto, pero no puedo sentirlo constantemente porque significaría seguir queriéndote eternamente.
Todos ganan, (España, te quiero país) pero yo pierdo, poco a poco pierdo segundos. Ellos planean y desean llegar al verano, yo planeo la vuelta y deseo el paso del verano.
Como siempre, la rara, la distinta, la de la personalidad confusa. La.. yo.
