Que se me escapa el tiempo, que segundo a segundo estoy más cerca. Que mi ira incrementa milésima tras milésima y mis ojos enfurecen por minuto. Tengo miedo, y mucho. Si esto sigue así, y te vuelvo a encontrar con la mirada baja, la sonrisa deshecha y el cuerpo inherte, no podré irme tranquila. Porque por mucho que oculte, que esconda, que solucione, si tú no eres feliz, yo no sé serlo. Tu seguridad me proporciona fuerza, tu timidez (esa que sigo sin encontrar) me provoca un cariño, de esos que no se describen con palabras, no, de esos que sientes creyendo que no hay nadie que quiera más que tú. Y es que en el fondo todos creemos que no se puede querer más, que tenemos un récord de hilos cortados en nuestro corazón.
No somos lo que decimos ser, ninguno. Los inteligentes se conocen, los.. ''menos inteligentes'' se dejan guiar por las indicaciones de esos que saben pensar. Algunos lo llaman falta de personalidad, yo creo que esa palabra es un burdo nombre para ponerle excusa a la infelicidad. Porque ante la duda, prefiero ser yo la que consiga mis objetivos, la que consiga derrotar a todo aquello que me haga llorar a mí, no sólo a los que me rodean. Y no quiero vivir siempre con una rabia interna, explotar un día y acabar con todo. Me quedo con lo que merezca la pena, por lo que no la merece, no lucho.
Pero como sólo tú sabes hacerlo, no dejes que esto termine.
Sigo teniendo miedo, aunque no lo parezca desde fuera.
