Eres el pensamiento que me acuesta. El sentimiento que me despierta y la mirada que me levanta. Eres la locura de la que tanto presumo, la razón por la que nadie entienda el porqué presumo de rareza. Eres el no saber de mi sabiduría, la que cree que estoy ciega cuando no se puede ver mejor. El miedo a no encontrarme más, a perderme, el miedo a tener simplemente miedo. Eres la creación léxica ilegible, lo leído por el escritor. Lo tachado de imborrable, y lo borrado por miedo a leer tras el tachón.
Siempre hemos sabido que no funcionaría. Tú desde el principio. Yo al final. Una mirada de cansancion se puede convertir en la peor traición, mientras una traición es una guerra perdida. Y todo lo que he dicho ha sido siempre porque lo he sentido. Te he pedido perdón, porque sentía haber acabado así, o porque no quería acabar, pero nunca me arrepentiré de haberte pedido que fueses sincera conmigo. Lo que tú no entiendas o simplemente no quieras comprender va a ser siempre mi destino, lo que te haga daño va a ser la peor de mis pesadillas, y lo que te saque la mínima sonrisa un sueño hecho realidad. Claro que es cursi, poético, o simplemente vomitivo, pero hoy me atrevería a decir todo esto y más.
Porque no me arrepiento de saber querer a alguien más que a mí misma. Me haces más y mejor persona cada día.
