A ver, vamos a ver. A seguir viendo. Por favor, veamos. ¿No te das cuenta de que llevo exactamente 2 semanas llorando noche tras noche porque cada una es un día quitado del calendario? Mi melancolía del tiempo es bestial, me impacta hasta a mí misma el ser capaz de querer tanto a alguien. Entre empujones, agarraduras de mano, y como siempre, sonrisas indecisas tras varias semanas sin cruzar miradas, lo hemos conseguido otra vez. Y su cabecita.. ahí asomada, los dos ojos azules más pronunciados por mi corazón, los más vistos por mi imaginación. No sé que tendrá ese gato, que me meto con él cada vez que veo sus gafas de brillantitos, pero siempre está presente. Somos tú, yo, y el gato. (Y sus gafas, y las flores que lo rodean, y los brillantitos que adornan las gafas, y su fondo gris...) Parecemos niñas pequeñas, imitándonos, pegándonos..
Cuando eres pequeño estás libre de preocupaciones, eres feliz, no tienes maldad, ni rabia. Me gusta tanto que nos convirtamos en eso cuando estamos juntas.. Me llenas de algo nuevo siempre que me sonríes, cuando me agarras de la mano y te haces pasar por mí y copias mis reacciones después de pegarme.
Contigo no tengo cara de asco que sirva. Eres tú, veeeeeenga, ya lo sabes, no me hagas repetirlo este 24 de junio otra vez.
